EL ULTIMO CAPITULO DE EL FESTIVAL DE LA ARENA
DISFRUTENLO Y POSTEEN
Llegó el momento, las calles y las casas de Sunagakure quedaron momentáneamente vacías, todos se encontraban en el estadio de arena. El público estaba expectante y alegre, emocionados por lo que sin duda iba a ser un gran acontecimiento. El estadio era redondo, igual que el de Konoha, solo que el terreno estaba cubierto de arena y no había ningún tipo de vegetación. En una grada un poco más alta que el resto, se encontraban ya todos los miembros del consejo, incluido el 5º Kazekage, el cual iba ataviado con la típica túnica blanca y azul, e inclusive para aquella ocasión utilizó el sombrero de pico que normalmente no tenía por costumbre ponerse. Estaba sentado con las manos entrelazadas, sin hablar con nadie, y en su rostro no se reflejaba expectación alguna, a diferencia del público que allí se encontraba. También, tanto los miembros del consejo, como Baki, Temari y Kankuro estaban con él en la misma grada. Enseguida las aspirantes salieron por una puerta y se dirigieron al centro del estadio, por lo que en ese momento hubo una gran ovación.
Al cabo de poco tiempo, el mismo hombre que había hablado durante el examen oral, se puso en pie y pidió silencio para explicar la segunda prueba, que consistía en evaluar la puntería de las cinco kunoichis. El hombre comenzó a hablar pero Gaara no prestó atención, estaba más centrado en la conversación que mantenían dos hombres que estaban cerca de él, y sin querer, podía escucharles perfectamente.
- … pues tú dirás lo que quieras, pero yo creo que esa Matsuri no tiene ninguna posibilidad. Parece un poco enclenque y mediocre… – En ese momento Gaara apretó los labios y fijó su mirada en las kunoichis, quizá deteniéndose más tiempo en observar a la que un día había sido su alumna. Desde luego Matsuri no destacaba entre el resto de las aspirantes, las cuales eran mucho más altas que ella, con el pelo más largo y más brillante que el suyo, con el rostro más inmaculado que el suyo, con la piel más suave que la suya. Desde luego si hubiese sido un concurso de belleza, la pobre Matsuri no habría tenido muchas posibilidades. Todas parecían haberse arreglado mucho para el acontecimiento que se trataba pero Matsuri no había cuidado ese aspecto, tenía su pelo de siempre, y sus arañazos y moratones de siempre en brazos y piernas debido al duro entrenamiento que había realizado esos tres días, sin embargo el resto parecía que únicamente habían pasado ese tiempo en un salón de peluquería.
Las normas de la prueba de puntería eran muy básicas. Había 5 dianas con forma de ninja repartidos en hilera, a 10 metros de distancia desde donde debían ejecutar los lanzamientos. Las aspirantes tenían que lanzar sus armas arrojadizas en tres tandas, para dar en el blanco y obtener la mejor puntuación. En esta prueba, y así lo dijo el hombre, únicamente pasarían las dos kunoichis que obtuvieran los mejores resultados, por lo que de un plumazo eliminarían a 3 candidatas.
Antes de lanzar sus kunais y shuriken, Matsuri echó un último vistazo a la grada donde se encontraba Gaara y luego fijó su vista en la diana que le correspondía adoptando una postura seria, respiró hondo y lanzó sus armas lo mejor que pudo. Pero en la primera tanda, su puntuación quedó por debajo del resto de aspirantes. Pudo comprobar como Kin, justo a su lado, la ofreció una sonrisa altamente maliciosa, pues ella había quedado en primer lugar.
En la segunda tanda, se la dio algo mejor, pero solo pudo escalar un puesto. Eso significaba que si en la siguiente y última tanda no hacía la puntuación máxima, estaría fuera.
En la tercera tanda, a Matsuri la tocó lanzar en último lugar. Kin volvió a quedar la primera, pero las otras tres se les dio algo peor, y aunque subieron varios puntos, no fueron tantos como en la primera y segunda tanda. ¿Tendría Matsuri alguna posibilidad? En esta ocasión los lanzamientos deberían ser perfectos, no cabía el más mínimo error, y aún así, sumando los puntos, quedaría justo empatada con Kin.
Al llegar su turno y segundos antes de ejecutar los lanzamientos, el estadio entero parecía que no respiraba y Matsuri notó una pequeña ráfaga de viento y… algo que la rozaba la mano izquierda. Tan solo era un poco de arena, probablemente levantada por el viento. Pero se quedó mirando fijamente su mano, la cual estaba ahora un poco blanquecina a causa de la arena que la había rozado, y en la palma distinguió algo, abrió mucho los ojos pues parecía que una pequeña parte de arena había tomado la forma de un kanji… ¿amor? dijo casi en un susurro. De repente recordó las numerosas tardes de hace varios años, cuando Gaara fue su maestro, tardes en las que se ponía el sol mientras el futuro Kazekage enseñaba a Matsuri el arte del ninjutsu. Pero sobre todo recordó como la enseñó a no tener miedo y a volver a tener esperanza…
De forma automática y sin pensar ni un segundo más, Matsuri hizo su lanzamiento. Entonces el estadio se vino abajo, el blanco fue perfecto. Kin la miró con un odio intensificado, pues ya estaba claro que sería su rival en la próxima prueba. Gaara abrió mucho los ojos pero ni una palabra salió de sus labios. Matsuri sonrió satisfecha y se desplomó de rodillas en el suelo, mientras resoplaba aliviada al mismo tiempo. Las otras tres aspirantes, ya eliminadas, hicieron lo mismo, pero en lugar de resoplar de alivio, maldecían por lo bajo.
La euforia duró poco, y el aire que se respiraba en el estadio era ahora más bien de expectación. Tras un breve descanso, esta vez fue el mismo Kazekage quien se puso en pie y habló al público.
- Ha llegado la hora. Las dos contrincantes disputarán el combate final… – mientras Gaara hablaba, Matsuri pudo comprobar que Kin le miraba como si este fuese el mayor de los trofeos, casi la dieron ganas de vomitar. - … os deseo suerte – concluyó.
Un árbitro se acercó a las dos kunoichis y estableció las reglas para el combate, se perdía si la persona se rendía o moría, pero el árbitro tenía potestad para detener el combate si veía que la cosa se iba de las manos. Ambas quedaron frente a frente, Matsuri parecía estar muy desconcertada debido a la que sin duda, había sido su mejor amiga. “Yo me he buscado esta situación” se dijo, “y ahora ya no hay vuelta atrás”.
- Has tenido mucha suerte, pero hasta aquí has llegado, Matsuri – dijo Kin en voz alta, para intimidarla.
- Deja de hablar, y ven a por mi.
Al decir esto, Gaara abrió aún más los ojos e incluso su boca formó una pequeña O. Esta vez, parecía más interesado en lo que estaba a punto de ocurrir, al fin y al cabo, su vida iba a cambiar ese mismo día… También pudo comprobar que sus hermanos le miraban de reojo. ¿Cuál de las dos resultará ser la ganadora? ¿Cuál de las dos compartirá su vida con el Quinto Kazekage?
La rival de Matsuri parecía tomarse aquello bastante en serio, y comenzó atacando fuertemente a su amiga. Esta también vio que no podía bajar la guardia y andarse con sentimentalismos, tenía que pelear en serio. Al comienzo de la pelea, Kin era la única que atacaba y Matsuri se defendía de sus ataques, recordando lo que siempre solía decir su maestro: “A veces la mejor defensa resulta también ser un buen ataque, tan sólo tienes que aprovechar la oportunidad y buscar el punto débil de tu rival, cuando llegue ese momento…”. Pero aquel momento no llegaba nunca, Kin parecía tener una fuente inagotable de chackra y aunque se la veía cansada no jadeaba tanto como lo hacía Matsuri, que parecía mucho más fatigada que ella. En un momento dado en que Matsuri recibió otro ataque que la hizo retroceder y caer al suelo, Gaara abrió más los ojos y comentó algo al oído de uno de los consejeros el cual habló con otro ninja más joven, este último desapareció al instante.
Los comentarios del público también se hacían oír y a Gaara no le pasaron en absoluto desapercibidos. Todos decían que Kin tenía siempre la ventaja y parecía ser más buena kunoichi, por lo que ya se estaban decantando por una clara ganadora. Pero Matsuri no se daba por vencida y cada vez que terminaba en el suelo, volvía a levantarse. Hasta que al cabo de pocos minutos, Kin lanzó un kunai que a Matsuri se le clavó en un hombro y que no pudo esquivar. La sangre comenzó a manar de la herida y a la kunoichi se la nubló la vista, caería a plomo contra el suelo para esta vez, no volver a levantarse, había llegado al límite. Kin sonrió satisfecha mientras veía como su rival caía, y esta vez estaba segura de su victoria. Sobre todo porque vio como el Kazekage se dirigía hacia ella en aquel preciso instante.
Sin embargo, Gaara pasó de largo, dejando a Kin totalmente perpleja.
Antes de perder la conciencia, antes de caerse a plomo contra el suelo de arena, Matsuri sintió que alguien la sostuvo justo a tiempo. La dolía terriblemente el hombro donde seguía clavado el kunai. Pero pudo sentir aquel cálido abrazo que estaba recibiendo.
La kunoichi temblaba, estaba al borde de perder la conciencia, unas gruesas lágrimas asomaron en sus enrojecidos ojos.
- ¿Por… qué? Yo soy… una perdedora…
El Kazekage la abrazó con más fuerza pero no dijo nada. El público estaba atónito ante lo que estaban viendo, manteniendo el más absoluto de los silencios, Kin maldijo por lo bajo, Kankuro y Temari estaban tan pálidos como su hermano pequeño.
- Tú me elegiste, Matsuri. Este combate no decidía nada, pues mi decisión ya estaba tomada desde aquel día que te acercaste a mi. Además… – Gaara cortó la frase y miró hacia atrás haciendo un ademán con la mano para que se acercarse el ninja joven al que habían dado minutos antes un recado. Este sostenía una pequeña botella con el símbolo de la catarata impresa en ella y dijo con voz clara y audible para que todo el mundo le oyera.
- La aspirante Kin queda descalificada por haber utilizado esto – dijo con la botella en alto. Todos reconocieron lo que era, el agua que proporcionaba más chakra a cambio de tu propia vida, proveniente de la aldea de la catarata y que por alguna razón había conseguido Kin. Al oír aquello, esta se desplomó de rodillas sin decir nada, no tenía sentido negarlo. El público estalló en una ovación de gritos y aplausos dirigidos hacia Matsuri y el Kazekage.
Pero Matsuri negó con la cabeza.
- Gaara-sama yo… aunque así haya sido, no te tienes que ver obligado, yo no merezco…
- Matsuri – la cortó Gaara con seriedad – Nací siendo un monstruo pero no nací con ceguera.
Y sin más, la besó en los labios tan fuerte que a Matsuri se la olvidó momentáneamente el dolor del Kunai, olvidó que estaba ante toda la aldea, y olvidó casi hasta quién era. Ya nada importaba, ahora ya sabría, que su amor sería finalmente correspondido.
Fin.
POSTEEN
Dom Sep 07, 2008 7:19 pm
